El punto de partida es que el cambio climático, los avances tecnológicos, la evolución demográfica y una nueva era de la globalización van a seguir transformando, con toda probabilidad, el sector y sus cadenas de suministro. Los gobiernos y los empleadores deben abordar esas cuestiones para promover el trabajo decente y sostenible. Las políticas macroeconómicas y de crecimiento que promueven el empleo pleno, productivo y libremente elegido son fundamentales a la hora de apoyar desarrollo nacional, así como para garantizar una transición justa hacia economías y sociedades ambientalmente sostenibles para todos. 

En consulta con las organizaciones de empleadores y trabajadores, los gobiernos deben poner en marcha políticas que fomenten un ciclo de inversión que se refuerce a sí mismo para mejorar la productividad, y promuevan el crecimiento económico estable y constante, las empresas sostenibles y los empleos de calidad, en consonancia con las normas internacionales del trabajo y las Directrices de política para una transición justa de la OIT.

Al final de la reunión, los interlocutores sociales acordaron que el diálogo social es particularmente crucial para asegurar que los empleadores y los trabajadores del sector del petróleo y el gas participen en la formulación de políticas y medidas en el ámbito del empleo, la educación y la formación y la tecnología destinadas a facilitar el cambio estructural a nivel global, sectorial y nacional, la innovación respetuosa y una transición energética justa.

Asimismo, adoptaron una serie de recomendaciones relativas a las actividades futuras de la OIT y sus Miembros, considerando sus responsabilidades complementarias aunque diferenciadas en la promoción del trabajo decente en el sector del petróleo y el gas. Según su declaración, los gobiernos, junto con los interlocutores sociales, deberían entablar un diálogo social eficaz con objeto de promover la igualdad de oportunidades y de trato para las mujeres; fomentar activamente unas políticas de empleo en el sector caracterizadas por la igualdad y la inclusividad, y eliminar de todas las formas de discriminación, así como elaborar o reforzar políticas y estrategias sobre el desarrollo de competencias. 

Otros puntos clave serían la garantía de unas condiciones de trabajo decente y un entorno de trabajo seguro y saludable, además del acceso a una protección social universal, integral, adecuada y sostenible para todos los trabajadores del petróleo y el gas, independientemente de la naturaleza de su relación de trabajo o su modalidad de trabajo. 

Esto debería llevarse a cabo mediante la colaboración a nivel nacional y regional y la cooperación internacional.