El informe de la OCDE muestra que la actividad económica se ha recuperado más rápido de lo previsto tras la pandemia. Sin embargo, la recuperación en el mercado laboral sigue siendo diferente en los distintos sectores y se ve amenazada por las consecuencias económicas de la agresión de Rusia contra Ucrania.

Esto ha generado una crisis humanitaria y económica y ha elevado los precios de los productos básicos, agravando así las presiones inflacionistas generadas por las interrupciones de la cadena de suministro, lo que ha socavado la solidez de la recuperación del mercado laboral.

Puesto que la pandemia no ha terminado, sigue moldeando la dinámica del empleo en los distintos sectores. Las categorías más afectadas son los jóvenes y los trabajadores poco cualificados y mal remunerados, que siguen a la zaga de la recuperación en muchos países, así como las minorías raciales y étnicas.

El informe destaca que los países de la OCDE respondieron a la crisis de Covid-19 con medidas complementarias de empleo y protección social, que apoyaron de forma eficaz los puestos de trabajo y los ingresos de los trabajadores y sentaron las bases para una fuerte recuperación del mercado laboral.

En este complejo contexto, muchos gobiernos están tomando medidas para acoger a los refugiados de la guerra de Ucrania y compensar el importante aumento de los precios de la energía. Muchas otras medidas están en proceso de discusión.

El informe también subraya que se necesitan esfuerzos políticos para regular las prácticas anticompetitivas, como la colusión en la fijación de salarios y los acuerdos de no competencia, y para replantear otras políticas del mercado laboral, como los salarios mínimos y la negociación colectiva. Las políticas centradas en los trabajadores deben complementarse con políticas orientadas a las empresas para abordar la desigualdad salarial sin efectos adversos sobre el empleo y la producción.

Además, el análisis de varias reformas legislativas nacionales y de las reducciones contractuales de horarios en las empresas demostró que la regularidad de los horarios de trabajo podría mejorar el bienestar de los trabajadores sin perjudicar el empleo y la productividad, mejorando el bienestar con un efecto limitado en el coste laboral. Asimismo, el fomento de los horarios flexibles podría afectar de forma positiva a la salud, la satisfacción y la conciliación entre la vida laboral y personal de los trabajadores.

Esto ocurre en contextos en los que los interlocutores sociales tienen margen de maniobra para negociar las horas de trabajo, los salarios y la organización del trabajo, lo que confirma la importancia de un diálogo social firme.

Aquí puede encontrar el análisis de las Perspectivas del Empleo 2020, publicado durante la pandemia, para comprender plenamente los cambios críticos y rápidos que han caracterizado el mundo del trabajo a nivel global en los últimos dos años.