El Tribunal de Trabajo de Baja Sajonia falló a favor del empleado en este caso, debido a que las declaraciones se hicieron en un chat privado, sosteniendo que la confidencialidad en el ámbito privado pesaba más que el interés de los compañeros difamados e insultados.

El Tribunal Federal reformó la decisión, declarando que el despido estaba justificado en esas circunstancias. Dictaminó que tales comentarios, aunque realizados en un chat privado, no podían estar amparados por la confidencialidad, que depende del contenido de los mensajes y del tamaño y la composición del grupo de chat. 

La decisión revoca su jurisprudencia anterior sobre el uso de comunicaciones privadas con fines disciplinarios por parte del empleador. En el pasado, el Tribunal había dictaminado que, en el caso de comunicaciones confidenciales, un empleado podía confiar en que sus declaraciones no se divulgarían públicamente. El empleador no entendía por qué debía violarse la confidencialidad para justificar el despido.

Con esta nueva decisión, la carga de la prueba se invierte si las declaraciones son suficientemente graves. Esto significa que la carga de la prueba recae en el empleado, que debe explicar por qué puede ampararse en la confidencialidad de las declaraciones.

Los empleadores que tengan conocimiento de este tipo de comentarios pueden tener en cuenta esta nueva orientación jurisprudencial que hace que sea más fácil y menos arriesgado intervenir, sin dejar de respetar la intimidad de los empleados