Según el informe, aún no se ha alcanzado una total recuperación económica y social tras la pandemia, y el progreso de la justicia social se está ralentizando. 

En 2023, los mercados laborales mostraron una resiliencia notable, mientras que, para 2024, se establece que la tasa de desempleo mundial ―que había mejorado ligeramente, pasando del 5,3 al 5,1 por ciento en 2023― empeorará de nuevo, elevando la tasa al 5,2 por ciento aproximadamente. 

La situación del empleo sigue siendo desigual entre los países de rentas más altas, en los que la tasa de desempleo en 2023 fue del 8,2 por ciento en comparación con el 20,5 por ciento de los países de rentas más bajas.

La escasez de mano de obra y de competencias siguen siendo temas críticos en la agenda de los responsables de la elaboración de políticas. 

Asimismo, en sectores concretos, existe un exceso de puestos vacantes difíciles de cubrir, lo que da lugar a un grave desequilibrio sectorial.

Las tasas de participación en la fuerza de trabajo siguen reflejando desigualdades de género, en concreto, en los países emergentes y en desarrollo, y la situación es aún más preocupante para los jóvenes, cuya incorporación al mercado de trabajo a largo plazo continúa siendo complicada. 

Desde un punto de vista cuantitativo, además, aunque las personas se hayan reincorporado al mercado laboral, no suelen trabajar el mismo número de horas que antes de la pandemia. Esto también se debe a la mayor incidencia del empleo a tiempo parcial, dado que los empleados a tiempo parcial suelen necesitar ayuda para volver a un puesto a tiempo completo.

El informe enfatiza que unas mejores condiciones laborales y una mayor productividad podrían ayudar a resolver los desequilibrios específicos del mercado laboral. 

Asimismo, enfatiza la necesidad de llevar a cabo acciones políticas centradas en la justicia social para garantizar una recuperación económica mundial justa y sostenible.