Según el informe, pese al repunte del crecimiento de los salarios nominales, los salarios reales están cayendo prácticamente en todos los países de la OCDE debido a la alta inflación. La pérdida de poder adquisitivo es particularmente compleja para los trabajadores de los hogares con bajos ingresos. De forma paralela, la inteligencia artificial está abriéndose camino en el mundo del trabajo, y crea incertidumbre sobre sus efectos en el mercado laboral y en asuntos de privacidad. El informe sugiere la creación de unas medidas de política más adecuadas para fomentar el uso fiable de la IA, y la necesidad de reunir nuevos y mejores datos sobre su uso en el lugar de trabajo (es decir, qué empleos podrían cambiar, crearse o desaparecer, o los cambios en las competencias necesarias).
En 2022, la propia OCDE recopiló datos sobre la repercusión de la IA en las personas y sus lugares de trabajo en los sectores manufacturero y financiero de siete países.
Los resultados iniciales de la encuesta mostraron que el uso de la IA en el trabajo puede dar resultados positivos para los trabajadores en lo que respecta a la satisfacción en el empleo, la salud y los salarios.
No obstante, el estudio reveló algunos desafíos vinculados a «la protección de datos y la privacidad, la transparencia y la justificación, el sesgo y la discriminación, la toma de decisiones automática y la rendición de cuentas».
El informe destaca la importancia de las políticas y el diálogo social para equilibrar las fuerzas opuestas antes mencionadas: basarse en la legislación existente ―por ejemplo, en materia de discriminación o protección de datos― y desarrollar una legislación y un instrumento no vinculante específicos sobre IA.
La negociación colectiva y el diálogo social siguen siendo fundamentales para apoyar a los trabajadores y las empresas en la transición a la IA.