El estudio afirma que los trabajadores de oficina son los más expuestos a la tecnología: el 24 % de las tareas administrativas se consideran altamente expuestas y el 58 % tienen un nivel de exposición medio. Los porcentajes son considerablemente más bajos en otros grupos profesionales, con un promedio de tareas de alta exposición de entre el 1 % y el 4 %, y un 25 % de tareas medianamente expuestas.
La exposición a los efectos automatizadores de la tecnología también varía entre los países de ingresos bajos (un 0,4 % del empleo total está potencialmente expuesto al efecto de la automatización) y los países de renta alta (un 5,5 %).
Otra variable importante es el género, ya que el porcentaje de mujeres potencialmente afectadas por los efectos de la automatización es el doble que el de los hombres.
El estudio enfatiza la necesidad del diálogo social para diseñar de manera proactiva políticas que tengan en cuenta los cambios en la cantidad y la calidad del trabajo. Una formación en competencias adecuada y una protección social eficaz serán cruciales para gestionar esta transición tecnológica.