El informe de la OIT prevé que la tasa de desempleo mundial se situará en el 4,9 % en 2024, ligeramente por debajo del 5,0 % de 2023. La cifra revisa a la baja la anterior estimación del 5,2 % para este año. Pese a este discreto descenso, el informe indica que la tendencia a la baja se estabilizará en 2025, manteniendo la tasa de desempleo al 4,9 %. Este estancamiento pone de manifiesto los continuos desafíos a la hora de abordar plenamente el déficit de empleo en todo el mundo.

Además, este «déficit de empleo» es una cuestión crítica. En 2024, casi 402 millones de personas en todo el mundo no tendrán trabajo, pero estarán buscándolo. Esta cifra incluye los 183 millones de personas oficialmente contabilizadas como desempleadas. El resto de personas representa una importante infrautilización de la fuerza de trabajo, en concreto en los países en desarrollo y entre las mujeres.

El informe destaca claramente las desigualdades de género en las oportunidades de empleo y los ingresos. En 2024, el 45,6 % de las mujeres en edad de trabajar tienen un empleo, en comparación con el 69,2 % de los hombres. Esta brecha porcentual del 23,6 % se atribuye principalmente a las responsabilidades familiares, que repercuten de manera desproporcionada en la capacidad de las mujeres a participar en el mercado laboral. Las mujeres siguen soportando una parte importante del trabajo del cuidado no remunerado, lo que exacerba aún más las brechas en el empleo por motivos de género.

El informe también revela que los ingresos de las mujeres son sustancialmente inferiores a los de los hombres. En países de ingresos altos, las mujeres ganan 73 céntimos por cada dólar que ganan los hombres. Esta disparidad es todavía más pronunciada en los países de bajos ingresos, donde las mujeres ganan 44 céntimos por cada dólar que ganan los hombres.

Pese al crecimiento económico, los avances para reducir la pobreza y la informalidad se han ralentizado desde 2015, cuando se adoptó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. El número de trabajadores en el empleo informal ha aumentado, pasando de aproximadamente 1700 millones en 2005 a 2000 millones en 2024. Esta tendencia subraya la necesidad de unas políticas que se centren en el crecimiento económico y creen mercados de trabajo sostenibles e inclusivos.

Para abordar estos desafíos y lograr la consecución de la Agenda 2030, la OIT concluye que se necesita un enfoque integral que incorpore el diálogo social en todos los niveles. Este enfoque debería promover unas políticas públicas inclusivas, equitativas y eficaces, que atajen las necesidades sociales y defiendan la dignidad humana para todos.